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07
Ene, 2017
En España la Jurisprudencia de
los Tribunales ha asimilado a la definición legal de Accidente de Trabajo
aquellos ocurridos en el trayecto y tiempo de ida o vuelta al trabajo, que comúnmente
se denominan accidentes “in itinere”, de manera que tienen igual tratamiento
desde el punto de vista de prestaciones de Seguridad Social que los ocurridos
en jornada de trabajo.
La estadística oficial del
Ministerio de Empleo y Seguridad Social (datos referidos al periodo enero a
octubre de 2016) nos dice que, de los 464.086 accidentes producidos con baja,
62.168 han sido a la ida o vuelta al trabajo, es decir casi el 14%. Además se
registra un incremento del 7,7% respecto del mismo periodo de 2015. Los
fallecidos por esta causa hasta octubre han sido 114, un 32,6% más que en el
mismo periodo del pasado año.
En principio, a diferencia de lo
que ocurre en los accidentes en jornada, donde las condiciones dependen de
manera sustantiva de la infraestructura,
organización y recursos de las empresas, parece que se podría aceptar con
carácter general que las condiciones de movilidad en los desplazamientos de ida
y vuelta no están bajo el control y responsabilidad de aquellas. Las personas
residimos y nos desplazamos donde y como nuestras preferencias y posibilidades
nos permiten.
No obstante lo anterior, y a la
vista de las cifras y consecuencias de esta siniestralidad, creemos que en las
empresas (sean públicas o privadas) se pueden hacer cosas para intentar evitar
los riesgos y consecuencias de una movilidad mayoritariamente motorizada
(coches y motos), y además hacer algo por nuestro vapuleado medio ambiente y
por la mejora de la salud de las personas trabajadoras. Entre las iniciativas
que se pueden tomar en esta línea están los Planes de Movilidad Sostenible,
cuyo principal sentido es intentar un cambio en las costumbres de movilidad de
las personas, de manera que se fomenten modos y medios de transporte más
seguros y al mismo tiempo más respetuosos con nuestro entorno. En esta línea
(con base en la Ley 2/2011 de Economía
Sostenible, arts. 99 a 106) empezamos a trabajar hace unos años en las Agencias
de la Consejería de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía, teniendo en la
actualidad planes de esta índole con los que procuramos el menor uso posible de
los vehículos a motor privados en beneficio de caminar, usar la bicicleta o los
transportes públicos colectivos.
La cultura de uso del vehículo
privado es tan fuerte que muchas personas ni siquiera reflexionan sobre si
podrían usar medios alternativos. Esta afirmación puedo hacerla desde la
experiencia de cuando hicimos la primera encuesta de costumbres de movilidad
entre el personal de nuestra entidad. No son pocas las personas que, residiendo
y trabajando en el medio urbano, nunca se han planteado de una manera crítica y
comparativa por qué usan el coche y no una bici o el transporte público.
Responder un cuestionario sobre movilidad puede ser la primera ocasión de que
alguien se cuestione si tiene necesariamente que usar el coche, y si puede
optar por el tren de cercanías, el metro, el bus... En nuestra sede de la
ciudad de Sevilla se acerca ya al 50% el número de personas que han decidido
aparcar el coche y ponerse a caminar, usar la bici o los medios públicos
colectivos. En el planteamiento de estímulos para que la gente cambie de medio
hay que ser imaginativos, dedicarle un poco de tiempo a pensar qué puede ser
atractivo para ello y, por supuesto, que en cada empresa se haga de manera
personalizada y adaptada a la realidad de la misma y de las personas que en
ella colaboran. No solo se trata de reducir el riesgo de posibles accidentes de
tráfico, con las nefastas consecuencias que todos sabemos, estamos hablando
incluso de mejorar la calidad de vida de la gente porque puede ser la manera de
que muchos hagan un poco de ejercicio con la repercusión en su calidad de vida
y salud.
Creemos que merece la pena, al
menos, el esfuerzo de dedicarle “una pensada” al asunto. Es evidente que para
muchas personas no es factible, ni por lugar de residencia ni por obligaciones
de su empleo, dejar de usar el vehículo a motor, pero también es cierto que
otro buen número de personas si podrían “subirse a este tren”... y por
experiencia propia les aseguro que merece la pena.
Si les interesa el tema, en un
próximo artículo desarrollaría con mayor detalle nuestra experiencia.
Por cierto, entre los criterios,
requisitos y valorables para acceder al sistema de bonus de cotización a
la Seguridad Social por AT/EP figura disponer de un plan de estas
características en las empresas. Lo digo porque sabemos que siempre los euros
son un elemento interesante de estímulo... Pregunten en su mutua o a su
servicio de prevención.
¡Ánimo y Feliz Año 2017!
José Miguel Lanne-Lenne
Ortega
Técnico de RRHH y PRL
Gestor de Movilidad Sostenible
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